"Señora Díaz, no somos tontos, solo intentamos que las decisiones políticas no nos causen daño"

Una de las características de Yolanda Díaz es su afán de notoriedad. Lo pudimos ver en ese encuentro tan "políticamente trascendente" con Puigdemont en Waterloo, sede oficial del Consell de la República inexistente. Otra de sus características es despejar del espacio físico ocupado por su persona todo aquello que pueda resultar incómodo (léase Irene Montero) en la consecución de sus intereses políticos.

Yolanda Díaz, cree (o así lo pienso) que en esta España nuestra sus habitantes debemos comenzar a entender que el tiempo transcurre y los días de la Transición están tan lejanos que debemos cambiar el paso y hacernos fieles seguidores de las doctrinas que con tanto entusiasmo ideológico quieren impartirnos estos recién llegados a la política, que se creen los inventores de la democracia y pretenden darnos lecciones de ello.

Y claro, el problema puede residir en los conocimientos que creemos tener cada cual. Pero este problema se agrava cuando los unos se creen muy listos y piensan que los demás son todos tontos. Pero no, señora Díaz, los demás no somos tontos, los demás lo que hacemos es intentar que las decisiones políticas de los gobernantes, sean del partido que sean, nos causen el menor daño posible. Y en eso estamos, señora vicepresidenta en funciones.