Contingut d'usuari Aquest contingut ha estat redactat per un usuari d'El Periódico i revisat, abans de publicar-se, per la redacció d'El Periódico.

"Este año, la polémica de Eurovisión ha sido más ruidosa que cualquier canción"

"Este año, la polémica de Eurovisión ha sido más ruidosa que cualquier canción"

GEORGIOS KEFALAS / EFE

Cada año, Eurovisión se presenta como una celebración de la música, la diversidad y la unidad entre países. Pero este año, muchas personas han dejado de aplaudir, y no por la calidad de las canciones, sino por lo que hay detrás del escenario. Porque cuando la política entra por la puerta, la música ya no puede quedarse callada. Y eso es lo que ha pasado en esta edición: que la polémica ha hecho más ruido que cualquier nota aguda.

Entretots

Publica una carta del lector

Escriu un post per publicar a l'edició impresa i a la web

La participación de ciertos países en conflicto, las decisiones poco transparentes de la organización, la censura encubierta de algunas protestas pacíficas y el trato desigual entre delegaciones han roto algo más que el ritmo: han roto la confianza.

Eurovisión, ese espacio que decía unir culturas, ha acabado dividiendo a espectadores, artistas y hasta a sus propios fans. Y entonces ocurre lo absurdo: que un certamen nacido para conectar tras una guerra, ahora se usa para silenciar. Que quienes denuncian injusticias son expulsados o penalizados. Que el 'show' sigue, pero los valores que lo sustentaban no.

"Es que Eurovisión es apolítico", repiten algunos. Pero, ¿desde cuándo se puede pedir neutralidad cuando se habla de derechos humanos? Porque entre la indiferencia y el posicionamiento ético hay una gran diferencia. El problema no es Eurovisión, es lo que permite. Es el miedo a incomodar. Es la prioridad de mantener la fiesta por encima de cualquier reflexión.

Pero una fiesta sin conciencia solo entretiene, no transforma. Y si la música deja de ser altavoz para convertirse en cortina de humo, ¿qué nos queda? Ya es hora de repensar qué tipo de escenario queremos. De recordar que cantar también puede ser un acto político. Que lo que se calla a veces dice más que lo que se canta. Cuando Eurovisión ya no es un espacio de unión sino de contradicción, ¿cuánto falta para que ya no nos represente?

Participacions delslectors

Mésdebats