"Íñigo no es Manuela": así le perdió el respeto Iglesias a Errejón

Está muy claro lo que ha dado a entender Pablo Iglesias al referirse a Íñigo Errejón por su alianza con la alcaldesa de Madrid con tal de postularse como candidato a presidir la Comunidad de la capital. El líder de Podemos no ha podido evitar su prepotencia, a modo de despecho, disparando con bala al que lo ha sido todo para él en el pasado, su alter ego, la persona que ocupó el trono que había dejado vacante Juan Carlos Monedero, y que, hasta ahora, era su mano derecha.

Pero todo comienza y todo termina; esa alianza, que tan buenos resultados les ha dado en el pasado, se empezó a resquebrajar hace unos meses y ha estallado ahora que se empiezan a perfilar las Elecciones Autonómicas.

Pablo pierde, con Errejón, un aliado insustituible y, como se ha sentido traicionado, no ha podido evitar lanzar contra él alguna descalificación que probablemente, más que perjudicarle, va a beneficiar a Íñigo.

Porque decir de él que "con todo el respeto, Íñigo Errejón no es Manuela Carmena", es perderle totalmente el respeto y perdérselo a sí mismo, ya que, con esta declaración, hecha tierra encima de quien fue su mejor amigo y socio en la fundación de Podemos, y que, ahora, con todo derecho, toma otro camino por las razones que considere. Y, decir que Íñigo no es Manuela, es tanto como no decir nada o quererlo decir todo para dañar la imagen de su ex compañero de partido.

Parece tan evidente que Íñigo no es Manuela, como que Pablo no es  Albert Rivera, por poner un ejemplo; pero podría serlo y no pasaría nada. Pero el comentario resultaría ridículo y fuera de lugar, como ridículo y fuera de lugar es el comentario de Pablo Iglesias sobre Íñigo Errejón.