Como creyente no me gustaron las declaraciones de Borrell

Unos comentarios sobre la entrevista al nuevo ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación, Josep Borrell, en La Sexta. Salvo un par de dardos, me pareció algo más comedido con el tema de la independencia de Catalunya, y eso que se abordó un tema clave como el reenamoramiento de los miles de conciudadanos que se han pasado al independentismo estos últimos años. No vi muy clara su respuesta. Sí fue claro, en cambio, en cuanto a la necesidad de rebatir el relato independentista que ha calado en Europa, según mi opinión, con más habilidad que el del Gobierno de Madrid. En estos dos temas hay mucha labor por hacer. Ojalá se obtengan buenos resultados.

Decía que lo encontré bastante comedido, pero esta sensación se fue al garete al hablar de la laicidad del Estado. Como ejemplos dio la retirada de la Biblia y el crucifijo en la toma de posesión del Gobierno, y lo poco que le gustaba que en Viernes Santo la bandera ondeara a media asta en los cuarteles. Creo que constitucionalemente nuestro país es aconfesional, no laico. El señor ministro no ignora las raíces cristianas de nuestro país.  Pero, además, ¿tantto molestan estas tradiciones? Está claro que como creyente no me gustaron esas opiniones, pero en el fondo lo que más mal me sabe es que en nuestros tiempos, ir contra la religión y las tradiciones cristianas, contra la Iglesia, es algo que siempre sale gratis. Y lo encuentro francamente injusto.