"Trabajar os hará libres y menos viejos"

"El trabajo os hará libres", proclamaban los nazis, y también menos viejos, según el ministro Escrivá, que quiere promocionar una jubilación más allá de los 67 años de edad. En esta parte del planeta que se gobierna por la iniciativa individual y la libre concurrencia, todo es venable, la fuerza de trabajo humano también y por lo tanto proporcionará grados de libertad en el mercado según el nivel salarial merecido.

Las personas, los ciudadanos, hemos desaparecido. Solo somos clientes, los monopsonios y los monopolios son cada vez mayores y han devenido en macro-empresas, que controlan absolutamente no solo la producción y distribución de riqueza sino también las necesidades de los consumidores, que ejercen su libertad de elección entre un abanico de productos establecido en paralelo a los salarios otorgados.

Se quiere conseguir el pleno empleo cuando las máquinas pueden hacer casi todo el trabajo humano. El paro, en porcentajes del 10 al 30%, es estructural, pero se percibe, sin embargo, como una ineptitud individual para competir en el mercado laboral. Tener tiempo para el ocio no se considera un derecho colectivo sino un fracaso personal, casi un vicio insano.

A lo mejor ha llegado el momento de pararse y reflexionar sobre otras alternativas posibles para organizar la sociedad globalizada del siglo XXI, recuperar la ironía de los diletantes y atrevernos a proclamar en nuestro fuero interno el "derecho a la pereza", el derecho a no trabajar y, así y todo, seguir siendo considerados seres humanos valiosos para nuestros semejantes.