Pegados a la Tierra

La conciencia de mi conciencia se sigue asombrando al verme sentir inquieto ante las canalladas. Dicen que formamos parte de la civilización que más daño ha hecho a la Tierra, hablamos demasiado y hacemos muy poco.

En su libro 'El engaño de Ícaro', Seth Godin nos invita a reflexionar sobre una sociedad basada en la falsedad donde solo nos llega una parte muy pequeña de las verdades. Esta alegoría pretende resaltar que el joven Ícaro no hizo caso a las recomendaciones de su padr. Quiso volar más alto y fracasó. Este mensaje aleccionador aconseja la obediencia a la autoridad del poder y, además, sin llamar mucho la atención, sin hacer ruido, pues las butacas ya están adjudicadas desde hace tiempo, la doctrina ya está escrita, como la señal de una antigua logia.

Letras de colores, fotografías que deslumbran, paisajes encantadores… Gente que se despista y se sale del carril, que choca con los que vienen de frente. Normalmente, dicen, la culpa es de los anuncios… Hay quien sigue creyendo sin ver.

La disonancia cognitiva nos hace sentir a gusto cuando dejamos de poner en duda lo que se nos dice, pues nos provoca dolor de cabeza. Festinger bautizó así este fenómeno al observar cuánto se aceptan las mentiras como verdades cuando los sentimientos nos afectan tanto. Invirtiendo los términos reducimos la tensión.

Tal vez los sintecho son esa cosa rara que retrata este mundo donde los extremos se tocan cada vez más. Autónomos empresarios de los desechos, expertos en el reciclaje de un mundo raro, se tocan la punta de los dedos con ganadores de sombras y pecados que salen por la tele sentados ante la Justicia. 

Román forma parte de esa otra punta del paisaje. A  pesar de que sus pies van enredados entre un lazo de vino barato y  su garganta se rompe en toses desgarradas, un día llegó con la cara hinchada del color de la ceniza vieja y  un ojo que casi no existía, para decirnos: la violencia no tiene cabida en este mundo y movió una señera sin estrella que le regalaron en el chino de la esquina.

Cuando peor se está menos nos quejamos y se pide perdón antes de ser expulsados. Esa es la oportuna enseñanza de Godin y del profesor Festinger. Por eso me gustan las plataformas de aquejadas, exaltadoras de la dignidad, porque no son broma.