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"El IPC y el poder adquisitivo"

Europa Press

El cálculo oficial del Índice de Precios al Consumo (IPC) dista mucho de reflejar la realidad económica que enfrentan las familias. Mientras las cifras oficiales indican una inflación acumulada del 21% entre 2018 y 2025, fuentes independientes afirman que la pérdida real del poder adquisitivo en la clase media y baja supera el 50%, más del doble de lo que reconoce el Gobierno.

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Esta gran diferencia se debe, en parte, a cómo se calcula el IPC: gastos menos frecuentes como electrodomésticos y ropa reciben un peso considerable, mientras que rubros esenciales y cotidianos —como alimentos, vivienda, gasolina y suministros—, que impactan directamente en el presupuesto familiar, están subrrepresentados. Esta distorsión provoca que el IPC oficial subestime gravemente la inflación real que sufren los hogares.

El aumento del coste de vida desde 2018 no tiene precedentes recientes, solo comparable a crisis extremas, como la crisis financiera de 2008. La pérdida de poder adquisitivo es tan profunda que se vuelve insostenible para la mayoría de las familias, lo que genera desconfianza y agrava la crisis social. En resumen, el método actual para medir la inflación está desconectado de la realidad cotidiana y oculta el verdadero impacto económico sobre la población.

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