Homenaje a Forges: Viva el humor y la libertad de expresión

Los tiempos de la libertad de expresión en este país pasaron a mejor vida, o al menos es lo que se puede deducir dada la infinidad de casos que han pasado y están pasando últimamente por los tribunales, con condena incluida en algunos de ellos: los Titiriteros, Strawberry, Casandra Vera, Valtonyc, el secuestro de Fariña, o el último episodio de censura artística en Arco Madrid. En un Estado de derecho en el que deben preservarse las libertades y los derechos fundamentales de los ciudadanos, no cabe persecución, y mucho menos penal, de la reivindicación, la denuncia o la crítica, sea mediante la música o cualquier otro tipo de expresión artística.

La estupidez de quienes censuran llega a tal punto que produce el efecto contrario de lo que pretenden: una difusión en mayor medida de aquel libro, aquella obra o aquella exposición que tratan de defenestrar. La extensión judicial de la'ley mordaza, sobretodo a raíz de la reforma del Código Penal del 2015 promulgada por el Gobierno del PP, está alcanzando peligrosamente todos los ámbitos de nuestra sociedad en forma de censura de épocas que creíamos olvidadas: la cultura, las redes sociales o el periodismo -este dependiendo de la inclinación política-.

Se me ocurren unos cuantos que escriben y rajan todo lo que les viene en gana, que profieren insultos, vejaciones y humillaciones a todo aquel que se mueve que no es de su agrado, como Jiménez Losantos, Hermann Tertsch y otros, que en modo alguno son perseguidos de igual manera por incitación al odio, a la discriminación o a la violencia. O el grupo de Whatsapp de la policía municipal de Madrid, o aquellos grupúsculos de ultraderecha que hacen apología del nazismo o del franquismo.

En esta cuestión creo que la Justicia ha perdido el norte, y está sucumbiendo al dictado de los poderes fácticos de determinado ideario que pretenden eliminar todo aquello que les molesta o les pueda hacer peligrar su status.

La sátira y la ironía tan magistralmente plasmadas en la extensa obra del recién desaparecido Forges, han sido (y son) una brisa de aire fresco en nuestras vidas durante cinco décadas que nos ha provocado una sonrisa en los tiempos más difíciles. Por ello querido Forges, deseo homenajear tu obra y el espíritu libre y reivindicativo que en ella se refleja, siempre en clave de humor, mostrándonos el espejo de nuestras muchas miserias y escasas virtudes, desde un perfil respetuoso, sutil, sosegado, hasta tu último segundo de vida. Y no se me ocurre mejor forma que denunciar, como hago siempre que puedo, todas las injusticias que respiro a mi alrededor. ¡Viva el humor y la libertad de expresión!