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"Gaza no deja de ser un espejo de lo que somos como humanidad"

"Gaza no deja de ser un espejo de lo que somos como humanidad"

Omar Ashtawy/APA Images via ZUMA / DPA

Dijimos nunca más. Como seres humanos nos prometimos que aquello que sucedió durante la Segunda Guerra Mundial no volvería a ocurrir más. Durante años, nos hemos preguntado cómo era posible tanta maldad, cómo era posible tanto sufrimiento. Lo veíamos como algo extraño, más bien cómo algo imposible e irreal. Pero está ocurriendo de nuevo, esta vez en Gaza, donde se está masacrando y matando de hambre de forma sistemática a una población civil.

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Suena paradójico, pero el mismo pueblo que fue víctima de un genocidio, hoy -80 años después- está repitiendo patrones de violencia y deshumanización que creímos superados. Con todos los avances tecnológicos hemos caído en la trampa de pensar que como especie humana hemos avanzado, nos hemos desarrollado. Pero lo que ocurre en Gaza demuestra lo contrario; muestra que como especie humana seguimos siendo presos del odio, del asco y del miedo.

Antropológicamente, la emoción del asco se ha usado para generar tribus, para separar al hombre del hombre. No nacemos sintiendo asco al otro, aprendemos a sentir asco; lo aprendemos en casa, en el colegio. Y cuando el asco nos invade el otro se transforma en un parásito; es despojado de su humanidad. Y cuando eso pasa, todo se vuelve posible.

Lo que ocurre en Gaza no ocurrió del día a la mañana. Es fruto de un odio y un asco que se ha ido sembrando a lo largo de muchos años. “Dijimos ‘nunca más’, pero no fuimos conscientes de que ese ‘nunca más’ germinaba las semillas de un nuevo odio que estaba por nacer: el odio hacia el pueblo palestino. Lo que ocurre en Gaza también podría ocurrir aquí, contra los inmigrantes por, ejemplo. Algo que ya ha empezado a ocurrir en Estados Unidos. Solo hace falta que se den las circunstancias adecuadas para que el odio germine.

Eso me hace pensar que, a día de hoy, seguimos siendo más prisioneros del odio que del amor, más esclavos de la guerra que constructores de la paz.

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