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"Educar es también respeto, empatía y acompañamiento"

Aula de una escuea catalana.

Aula de una escuea catalana. / Jordi Cotrina

En muchos centros educativos, los estudiantes no solo aprenden los contenidos que se les imparten en clase. Muchas veces también aprenden lo que significa sentirse inferiores, desmotivados, infravalorados o incluso humillados por quienes se supone que deberían ser sus referentes. Es preocupante comprobar como algunos estudiantes con más dificultades de aprendizaje no reciben comprensión ni apoyo, sino etiquetas y juicios.

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Los profesores hablan entre ellos sobre cómo es cada alumno y eso hace que se formen prejuicios que condicionan la manera en la que serán tratados. En lugar de ofrecer una nueva oportunidad o mirar con ojos propios, repiten juicios ajenos, creando etiquetas que acompañan al alumno durante todo su recorrido académico. Esto no solo afecta a su rendimiento, sino también a su relación con el aprendizaje.

La escuela, que debería ser un lugar donde cada persona pueda desarrollarse a su ritmo, se ha convertido en un lugar que perpetúa desigualdades. No se trata de exigir perfección al profesorado, sino de entender que educar también significa mostrar empatía, acompañamiento y respeto.

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