"La Navidad podría ser mucho más inclusiva"

Barcelona se llena de luces, mercados y actividades que anuncian el inicio de las fiestas navideñas, pero muchas de estas experiencias dependen casi por completo de estímulos visuales o formatos poco adaptados para quienes no pueden percibirlos igual. Es una época que presume de unión, pero que a menudo excluye, sin querer, a parte de la población.

Este mes pasado, a raíz de un proyecto universitario sobre inclusividad, mis compañeras y yo empezamos a fijarnos en todas esas barreras silenciosas que forman parte de nuestro día a día. Espacios que creemos pensados para todos, pero que en realidad no lo están. Y cuando llega la Navidad, esta falta de accesibilidad es aún más presente.

Como estudiantes de Publicidad y Relaciones Públicas trabajamos cada día con mensajes, imágenes e ideas. Por eso creemos que, justamente en estas fechas, es cuando más deberíamos preguntarnos si aquello que celebramos está realmente pensado para todos. La reflexión que este proyecto nos dejó es clara y es que la Navidad puede ser mucho más accesible de lo que imaginamos. No se trata de poner en marcha grandes transformaciones sino de entender que la accesibilidad no es un añadido, sino una manera de diseñar experiencias que puedan ser vividas por cualquiera.

Creo firmemente que elaborar espacios y actividades navideñas que tengan en cuenta distintas realidades no solo beneficia a quienes lo necesitan sino que también nos recuerda la diversidad en la que vivimos y nos invita a disfrutar por igual en todo momento. En fechas como estas, en las que se habla tanto de unión, vale la pena reflexionar sobre los pequeños cambios que podemos impulsar para que nadie tenga que esforzarse para pertenecer.

Y quizá el verdadero espíritu navideño esté justamente ahí, en como dice el eslogan que inspiró nuestro proyecto de universidad y esta reflexión necesaria: "La magia no se ve, la magia se siente".