Dejen a las personas morir en paz

En 2017, en Madrid, Jose Antonio Arrabal se suicidaba debido a que padecía ELA. Moría solo, en su casa, sin su familia, ya que, como explicaba en un vídeo grabado por él mismo, los había sacado de casa porque podían acusarles de haber colaborado en su muerte. Pablo Casado hacía unas declaraciones respecto a la eutanasia afirmando que no era un problema que existiese en la sociedad. Existe.

Existen personas que desgraciadamente, y ante una enfermedad incurable o una situación en la que no tienen una buena calidad de vida debido a su situación, como puede ser un tetrapléjico o un enfermo de ELA, deciden morir. Decidir morir no es un capricho, no es un pecado, no es algo que la gente tome a la ligera. Parte de una situación en la que un enfermo sabe que no tiene cura, sabe que haga lo que haga va a morir. 

Debido a esta mentalidad de sacrilegio contra la vida, de la cultura judeocristiana de nuestra sociedad, pero sobre todo de los políticos, estas personas no pueden morir en paz, no pueden morir rodeados de sus familias y se les obliga a sufrir o a morir en la clandestinidad, como si fuesen delincuentes. Estas personas tienen derecho a decidir sobre su futuro, sobre cómo y cuándo quieren morir, porque lo que no se puede permitir es que no se les de alternativas por una ideología que va en contra de una parte de la sociedad. No se puede obligar a nadie a tomar decisiones solo porque a nosotros no nos gusten. 

Es muy hipócrita defender el derecho a la vida cuando después no se les proporciona las ayudas que necesitan para que tengan una buena calidad de vida, para que sus familias, en la mayoría de casos mujeres, tengan que dedicarse exclusivamente a ellos, añadiendo más peso a una situación de por sí, difícil.

Dejen a las personas morir en paz.