"Dejadez en el entorno de la estatua a Machín en Ciutat Vella"

Para un cubano es maravilloso que exista en Barcelona una estatua de Antonio Machín. Sin dudas un referente cultural en esta ciudad donde llegó huyendo de los nazis en 1939 desde París, donde estaba trabajando. Aquí comenzó una carrera musical extraordinaria hasta 1945, que dejó de vivir en la capital catalana y se casó en Sevilla con Alicia Rodríguez, pero seguía viniendo para actuar y grabar todos sus éxitos, sobre todo boleros. Recogieron el testigo cantantes como Moncho, en castellano, y Núria Feliu, en catalán, figuras destacadas del bolero en esta comunidad, y eso no fue casual. Existe en realidad una influencia directa de Machín en la cultura catalana. Explico estos hechos en mis libros 'Cuba i Catalunya, influencias mutuas', del 2019, y 'La Música entre Cuba i Catalunya', del 2020.

Da bastante tristeza pasar por la plaza del Bonsuccés, en Ciutat Vella, y ver en las condiciones en que está ahora mismo la estatua. La placa dedicada a Machín apenas se puede ver, tapada con plantas que apenas se distingue. Parece ser que alguien duerme cerca de ella, pues ayer hice unas fotos y había colchón de espuma, además de unas cajas.

La empresa que limpia la plaza debería darle un repaso a esas plantas que lo tapan. Yo no sé si el ayuntamiento sabe la importancia que tiene para la inmigración los referentes culturales que uno encuentra aquí. Yo lo sé pues en mis charlas y presentaciones de libros que intentan ampliar las bases de integración, los emigrantes latinoamericanos se alegran de conocer las calles, nombres y estatuas de sus países en aquí. Sería preciso mantener despejado el entorno de la estatua homenaje a Antonio Machín, que lleva ahí nada menos que 39 años desde 1981.