"Votemos, no importa a quién, lo importante es votar, abstenerse no es una opción"

Como en la misión del Apolo 13 en dirección a la Luna, este país, todos nosostros, puede quedar ingrávido más allá de la órbita de la Luna, pero no por la explosión de un tanque de oxígeno, sino por un enemigo común que puede dar la vuelta al resultado de las siguientes elecciones.

Me refiero, simplemente, a la abstención. Sí, siempre ha sido el enemigo invisible y silencioso que, mucho más que el populismo y la demagogia, dinamita todos y cada uno de los pilares de la democracia. Una democracia conseguida y disfrutada por encima de una y otra generación que la soñaban y sufrían su inexistencia. Perseguidos, detenidos, encarcelados, exiliados y, cabe decirlo, asesinados, todos, por una idea, aparentemente tan vacua, como la libertad.

Ahora, a día de hoy, que todo el mundo disfruta la libertad (o, también cabe decirlo, hay quien abusa) parece que cada vez menos gente esté dispuesta a defenderla, a hacer una cosa tan simple como votar. Es cándido pensar que vivimos en la utopía. Pero no lo es tanto pensar que podemos canviar el destino de todo un país con tan solo un voto, nuestro voto, tu voto. Pero también es insultante que, por tantas generaciones que nos han precedido, ahora, no hagamos absolutamente nada por la libertad.

Vota. No importa a quién, ni a qué partido, ni tan solo si es en blanco. No importa en absoluto. Lo realmente importante es votar, ahora que tenemos la oportunidad. Porque no es exagerado pensar que, algún día, viendo la progressión de las cosas, no podamos hacerlo. Entonces, no tendremos ningún otro consuelo que el arrepentimiento. Pero para entonces, con toda seguridad, ya será demasiado tarde.

Votemos. Actuemos. Pero, sobretodo, pensemos. La cuestión es bien clara: como en el Apolo 13, ahora, más que nunca, la abstención no es una opción.