"Póntela, la mascarilla, voluntariamente, si la situación lo requiere"

La Administración ha puesto fin a la obligación de llevar mascarilla en los transportes públicos y, especialmente, al observar el escaso cumplimiento de esta norma en estos medios. Aunque una ley no impide a los microbios seguir su tendencia natural de invadir nuestro organismo.

Pero no solo el agente que causa el covid-19 penetra en él por nuestras vías respiratorias, pues si bien es cierto que la incidencia de la pandemia está disminuyendo, numerosos virus y algunas bacterias toman la misma vía de acceso. No es fácil contagiarse por ellos, por lo tanto no hay que volverse paranoico. Sin embargo hay espacios en los que es más probable infectarse con alguno de estos patógenos.

Ya antes de esta pandemia, en los países orientales, no era extraño ver a ciudadanos con mascarilla en el metro de sus ciudades para evitar infecciones respiratorias o ciertos alérgenos. Por tanto, no sería descabellado llevar una mascarilla consigo, y si la situación lo requiere, como en las horas de aglomeraciones en los transportes públicos y cierta época del año, siguiendo el consejo de aquella pasada campaña preventiva del "póntelo" contra infecciones por otras vías, ponérsela de manera voluntaria puede ser un factor para reducir el riesgo, especialmente en ciertas personas vulnerables.