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Piratería, la publicidad del siglo XXI

La piratería es un concepto exagerado que pretende comparar el hecho de compartir contenidos culturales con el bandolerismo marítimo. Las descargas ilegales tienen que ser vistas como sinónimo de publicidad y no como un enemigo de la cultura, y mucho menos como un delito.

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La tecnología siempre ha sido amiga del artista y actualmente hay que entenderla como una plataforma de promoción. Tanto si veo tu videoclip como si descargo tu canción te estoy prestando atención y comparto tu producto con más gente, haciéndote publicidad gratuita. Puede que no esté pagando por tu producto, pero me gusta lo que haces y quiero compartirlo con mis amigos. ¿Por qué cuando veo tu videoclip en Youtube te estoy beneficiando y cuando aprieto el botón de descargar estoy cometiendo un delito? La cultura está para compartirla y no importa cómo escuches una canción mientras la escuches. El problema es que si la cultura es libre es solo cultura, ya no hay negocio, y eso no interesa a las discográficas.

Por lo tanto no existe demasiada diferencia entre defender la liberalización de la cultura para lucrarse, como hacen las empresas que se dedican a la piratería, y poner trabas a una cultura libre y accesible para todos con el objetivo de seguir lucrándose con la venta de discos. Los artistas seguirán ganándose la vida como lo hacían antes de la existencia de discos, tocando en directo en los conciertos. Con la piratería quizá desaparezca la industria discográfica, pero jamás la cultura. 

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