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"Se puede ser de Izquierda Unida y taurino"

El torero Antonio Barrera clava un natura per la dreta amb una muleta amb els colors de la senyera, el mes d’agost passat a la Monumental.

El torero Antonio Barrera clava un natura per la dreta amb una muleta amb els colors de la senyera, el mes d’agost passat a la Monumental. / ALEJANDRO GARCÍA (EFE)

Isaías Mellado-Chito

A menudo, las etiquetas que ponemos a las personas son la forma de obtener un conocimiento superficial de alguien que no conocemos realmente. Sea por la ropa que vista o el canal de televisión que vea, ya creemos saber cómo es el sujeto a juzgar. Y quizá sea verdad que los gustos nos definan, pero en este país nuestro, hemos convertido en deporte olímpico el clasificar a la gente, sobre todo, en lo que respecta a su ideología. Todo ello cargado con una buena dosis de maniqueísmo y negando la posible existencia de diversas sensibilidades.

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Quien se defina republicano automáticamente ha de ser progresista, nunca conservador, si no será mirado con descrédito por los de su propia ideología y por los de la contraria. Y otro tanto si la monarquía no te ofende pero te consideras progresista, o peor, si encima de ser rojo vas a misa. No hay mayor pecado para un español que romper los tópicos e ideas preestablecidas. Todo esto me hace recordar a mi padre, que sin dejar de ser un fiel votante de Izquierda Unida nunca dejó de ser un taurino convencido. Para él no era ilógico, su sentido de la izquierda estaba en la línea que la que hubiera tenido García Lorca. Hoy día, no compartir a hasta el último ideal ya es motivo de ruptura y división entre compañeros, a pesar de los grandes rasgos que los unan.

Hace algunos años, un profesor me dijo que España se comportaba muchas veces como un homosexual dentro del armario, que no quería reconocerse a sí misma. Con el tiempo veo como a pequeña escala no somos capaces de aceptar la pluralidad que nos conforma. Que un gay puede ser católico o hasta de derechas sin que le suponga ninguna contrariedad; que un vasco o un catalán nacionalista no tienen por qué ser antiespañoles aunque a muchos les sorprenda; incluso un andaluz puede no ser un adalid de la hispanidad. Seguramente todo esto ocurre porque los extremos son más cómodos que tener que andar comprendiendo los puntos intermedios. Puestos a elegir, elegimos ver en blanco y negro.

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