Los niños no son juguetes de usar y tirar

Documentales de La 2, criticados por su aburrido contenido, por el pausado ritmo con que avanzan o por ser documentales corrientes. Yo misma, incluso los pasaba rápido sin detenerme a degustar de qué trataban. Hasta hace poco.

'Estados Unidos, niños desechables'. Qué titulo. Impacta. Y su contendo, aún me impactó más. Pensamos que en la maternidad de los hospitales solo recorren sus pasillos médicos estresados o padres alarmados de una felicidad insaciable. Pensamos que todos los padres de familia ven a ese niño o niña con ojos cristalinos prometiendo amor y cura. Pensamos que todos darían la vida por sus hijos. Sin embargo, no siempre es así 

 

En Estados Unidos, como en cualquier otro país, muchas parejas adoptan niños. Hasta aquí, todo correcto. El problema viene cuando las familias, por diversas razones a veces incluso difíciles de entender, se cansan de ellos. Entonces, al parecer, pueden colgar un anuncio en Internet para que alguien pueda adoptarlos de nuevo. Y lo peor, según mostraba el documental, es que no existe un control de dónde van a parar esos niños. Pederastas o padres a quienes los servicios sociales le han retirado la custodia de un hijo pueden acceder a readoptar a esos niños a través de estas páginas o bien a través de las pasarelas en las que se les exhibe. Y a ese horroroso y escandaloso acto le llaman 'resignación de hogar'. 

¿En qué mundo vivimos? Un hijo no es un acto de rebeldía, no es un juguete de usar y tirar. Pero ¿cómo es posible?. Un hijo es un compromiso, una persona. Es indignante exponer la vida de un niño como si fuera un producto de limpieza: "este es bueno, de calidad y hace las tareas necesarias. Cómpralo". Perdón, "adóptalo".

Representa que el mundo evoluciona. Pero ¿qué clase de evolución es esta? ¿Hasta dónde podemos llegar los humanos? Vamos a contracorriente dejándonos llevar a una decadencia máxima, donde las personas solo miran sus reflejos en el espejo pensando solo en sí mismas. 

Esto tiene que cambiar. Por todos esos niños que no se sienten queridos y por todos esos padres que fingen serlo.