La verbena perenne y sus petardos

Llega el verano, y con él la muy esperada verbena de San Juan. Como la mayoría, siempre he sido un amante de esta festividad. Música, comidas al aire libre, hogueras, petardos, ánimas felices por doquier. Es una maravilla que esperamos todo el año, y no debe perderse.

Pero creo que la gracia de un evento así está en esperar que llegue el día, disfrutarlo al 1000 por 100, y lamentar que llegue a su final. Sin embargo, la cuestión de los petardos se nos está yendo de las manos... Cada año se adelanta más la venta de petardos y se alarga igualmente tras la verbena. Ahora ya es habitual tener que comenzar a soportarlo unas 2 semanas antes de la verbena y hasta unas 2 semanas después. El problema no es que se tire algún petardo, es que se perpetúa durante toda la tarde y hasta altas horas de la madrugada.

En casa tenemos un bebé de 7 meses. Todo el que ha sido padre ya sabe lo difícil que es de por sí el tema del sueño con un bebé y lo difícil que es dormirles. Con suerte algunas noches dormimos 3 o 4  horas. En estos días y por culpa de los petardos, la mitad. Cuando el bebé no es capaz de conciliar el sueño antes de medianoche ya es irreversible, entra en una vorágine de cansancio, malestar y estrés que no le deja dormir. Nosotros, los padres, pues todavía peor... Llegado este punto, llevamos 2 semanas ya de hastío, de mal humor, de no rendir absolutamente nada en el trabajo. Y lo peor es que sabemos que todavía nos quedan otras 2 semanas de sufrimiento innecesario... Este año, por primera vez en nuestras vidas, no tenemos ni ganas de celebrar la tan esperada verbena.

Imagino que como nosotros, habrá otras muchas personas. ¿Para cuándo una limitación del periodo en que se permita tirar petardos?