“Los médicos cubanos no podemos ejercer en Barcelona por un simple papel administrativo"

Soy médica cubana y vivo en Barcelona desde hace cuatro años. Desde mi llegada inicié el proceso de homologación de mi título, con la ilusión de volver a ejercer mi vocación: cuidar de las personas. Durante este tiempo trabajé en lo que fue necesario para sobrevivir, siempre con la esperanza de retomar la medicina.

Hoy, tengo mi título homologado, mis antecedentes penales limpios y un contrato de trabajo. Sin embargo, el Col·legi Oficial de Metges de Barcelona me impide colegiarme porque me falta un documento llamado certificado de ética. En Cuba, este documento no es judicial ni profesional, sino administrativo y político, estrechamente ligado a criterios ideológicos. Puede tardar hasta 180 días en tramitarse, negarse sin razones claras y, aun así, en España se exige apostillado y con una validez de solo tres meses.

El problema es que el certificado de antecedentes penales, válido internacionalmente y que en mi caso está limpio, no es aceptado. Esto significa que médicos cubanos como yo, con formación homologada, experiencia y contrato laboral, no podemos ejercer por un simple papel administrativo, mientras cumplimos todas las leyes españolas.

Esta situación vulnera derechos fundamentales reconocidos en la Constitución española: el derecho al trabajo (art. 35) y el principio de igualdad (art. 14). Otras comunidades autónomas sí permiten colegiaturas provisionales para médicos en situaciones similares, e incluso mi empleador estaría dispuesto a contratarme bajo esta modalidad.

Existen soluciones viables: aceptar el certificado de antecedentes penales como documento suficiente, permitir colegiaturas provisionales con supervisión, implementar declaraciones responsables avaladas por la institución contratante o un sistema de evaluación ética y profesional en España. No escribo para perjudicar a nadie, sino para dar visibilidad a la realidad que enfrentamos muchos médicos cubanos.