Independencia: negar la mayor

Negar la mayor significa oponerse a la premisa fundamental de un argumento. Quim Torra pide una mediación (en realidad quiere decir apoyo) internacional urgente. Ernest Maragall pide lo mismo pero advierte que el independentismo no tendrá ningún derecho a ese apoyo mientras no supere el 50% de los votos. Si esa es la premisa fundamental del argumento de Maragall, la mayor, entonces se produce la paradoja de que se la niega a los demás, y por lo tanto se vuelve en su contra: los partidos no independentistas sí superan el 50% de los votos, con la consecuencia de que ellos tendrían prioridad a la hora de reclamar una mediación y/o apoyo internacionales.

En cuanto al argumento de Torra, su premisa fundamental, la mayor, ya no es que la niegue (sería dinamitar uno de los pilares del relato procesista) sino que la ignora deliberadamente. Se trata de que en un primer y básico nivel, los tres componentes de la llamada mayoría independentista están desunidos. Por no decir que están en guerra entre ellos. Las cámaras internacionales graban las grandes y pacíficas manifestaciones con lazos amarillos, sí, pero también las grandes trifulcas en el Parlament entre los que se empeñan en llamarse socios. ¿Por qué entonces no buscan mediadores entre ellos mismos? En un segundo nivel, se necesitaría mediadores entre la mitad independentista y la mitad unionista. Sólo si Catalunya hablara con una sola voz podríamos aspirar a un tercer nivel, unos mediadores entre nosotros y el Estado español. No quisiera acabar esta carta sin expresar mi afecto y solidaridad con el President Puigdemont. Primero, porque sangre almeriense corre por nuestras venas. Segundo porque sé, por propia experiencia, que cuesta mucho no añorar Catalunya cuando llevas un cierto tiempo lejos de ella.