El día que me quisieron prohibir la entrada en el Lidl de mi barrio acusándome falsamente de robo

A fecha 22 de febrero de 2019 sobre las 19:30 horas me dispongo a entrar con mi mujer al supermercado LIDL de la calle Treball 256 en Barcelona. Soy cliente habitual desde su inauguración este año, ya que soy vecino del barrio.

Nuestra sorpresa fue que nada más entrar al supermercado nos da el alto una empleada y me prohíbe la entrada, delante de la gente que estaba haciendo cola para pagar. Nos quedamos perplejos y le pregunto el porqué; desde el pinganillo y con gestos pide a la cajera le confirme y esta me señala e identifica asintiendo con la cabeza.

Le pido explicaciones y me dice que he robado varias veces y que salga del supermercado, que si no lo hago llamará a la policía, le comento que no hace falta que la llame que ya lo hago yo. Llamo a los Mossos y le pido que llame al encargado para que me de explicaciones ya que no entiendo como pueden acusarme de ladrón con tanta ligereza.

Después de reiteradamente y ya con voz enfadada pidiendo que venga el encargado se presenta a los 10 minutos y le pido que me enseñen alguna prueba de mi supuesto delito. El encargado se excusa diciendo que a la cajera le suena mi cara. Le comento que seguro que le sueno ya que soy cliente habitual. Él me pide disculpas por lo sucedido y me comenta que ese día habían sufrido seis robos y están un poco saturados, acepto sus disculpas y entro a comprar.

Una vez hechas las compras me dispongo a pagar en la caja de la cajera que me señaló como ladrón. Le comento que para otra vez se asegure de lo que dice y más si no tiene pruebas, ya que he pasado vergüenza delante de la gente por su culpa, que como mínimo tendría que disculparse. Me contesta con una sonrisita que ella no tiene que disculparse de nada; le pregunto por su nombre ya que no lleva placa identificativa y me contesta que ella no tiene porqué darme su nombre.

Observo que no tienen profesionales de seguridad y son los mismos empleados del supermercado los que ejercen de ello y entiendo el porqué de la falta de tacto para confrontar una situación como esta: no tienen un 'protocolo' para que nosotros, sus clientes, no seamos ofendidos por 'falso testimonio'.

Me ha tocado vivirlo a mí, pero le puede pasar a cualquier otro cliente. Entiendo que todos somos humanos y nos podemos equivocar y todo hubiera quedado como una anécdota, pero esta cajera no fue amable, ni humilde para disculparse, ni reconocer su error. ¿Dónde ha quedado la profesionalidad?