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"¿Hasta qué punto la cultura musical tiene que suponer una explotación?"

"¿Hasta qué punto la cultura musical tiene que suponer una explotación?"

Las últimas semanas han sido una batalla campal para conseguir entradas para los conciertos de los artistas Lady Gaga y Bad Bunny, entre otros. El principal culpable tiene nombre y no es otro que Ticketmaster, la plataforma encargada de distribuir la venta de las entradas mencionadas.

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La problemática de esta plataforma es que ofrece las entradas a precio variable, pero, ¿qué quiere decir? Pues no significa otra cosa que, en función de la demanda de una sección, el precio de esta puede incrementar, lo que ha provocado mucha repercusión entre la población, puesto que muchas personas no han podido costearse los precios establecidos a causa de este incremento.

La pregunta que nos tendríamos que hacer es: ¿hasta qué punto la cultura musical tiene que suponer una explotación? La música tendría que ser un derecho del cual poder disfrutar y no un bien al cual solo pueda acceder un público reducido o, en algunos casos, un sufrimiento.

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