Caso Sota: el agente disparó a un animal, no a una persona

En Barcelona ha ocurrido un caso que, de por sí, resulta pintoresco. Sota, un cánido hembra cuyo dueño tiene por nombre Tauri Ruusalu, fue abatida por un agente de la Guardia Urbana de Barcelona porque el animal, al parecer, se abalanzó sobre el agente mordiéndole en el brazo. La mascota estaba sin atar y sin bozal. Este episodio me lleva  a considerar una serie de aspectos.

Es importante distinguir que el agente no disparó contra una persona sino contra un animal. Y, además, en defensa propia. Digo esto porque una persona no es lo mismo que un animal. Ciertamente a los animales no hay que torturarlos ni maltratarlos y se puede tener con ellos todo el cariño y el afecto que se quiera. Muchos animales, sobre todo los mamíferos, tienen memoria,  se les puede domesticar e incluso entrenar, tienen conocimiento sensitivo y emociones. No obstante, los animales se rigen por su  intuición. Están programados para hacer lo que hacen.

En cambio, las personas son radicalmente distintas desde un punto de vista ontológico. Las personas, además de tener unos fenómenos cognitivos en algunos de ellos similares, poseen algo que los animales carecen: el conocimiento intelectivo y la libertad interior. Una persona tiene voluntad e inteligencia y por ello es capaz del raciocinio. Sin  embargo los animales no tienen esa posibilidad. Las personas somos  capaces de elaborar razonamientos y por eso muchas personas han sido inventoras y es a muchas personas que debemos todos los avances tecnológicos. Los perros, por ejemplo, hace siglos que están con las  mujeres y los hombres pero nunca han aprendido nada más de lo que pueden hacer, y siempre han hecho lo mismo. No hay ningún perro que haya aprendido a manejar un móvil o escribir un comentario de texto.

Por el hecho de ser persona y de tener voluntad e inteligencia podemos saber lo que está bien y lo que está mal. Los animales no, aunque los haya agresivos o pacíficos. Por tanto las personas somos sujetos morales pero los animales no. Si uno va por un bosque y le salen al encuentro tres lobos y se lo comen vivo, los lobos no han hecho bien ni mal, han hecho lo que tenían que hacer. Debido a que la  condición animal no puede enmarcarse en el ámbito de la ética, es decir del comportamiento bueno o malo, no puede tener antecedentes penales ni tampoco pueden pasar a disposición judicial. En cambio, si  una persona a sabiendas comete un crimen contra otra persona, ha hecho un acto malo y es evidente que debe ser interpelado por la autoridad competente.