"Bomberos forestales"

"Nos vamos a…" es, quizá, el WhatsApp más temido de recibir entre junio y octubre.

Un mensaje breve, acompañado del rugido de los helicópteros sobrevolando Daroca, que hace que se te encoja el estómago y que tu mirada quede atrapada en la pantalla del móvil, esperando con ansiedad la siguiente noticia.

Horas que parecen días, días que se hacen eternos… hasta que llega ese ansiado mensaje: "Nos vamos a descansar" o "Volvemos a Daroca". Entonces el aire vuelve a entrar en los pulmones y la calma se cuela, por fin, en las casas y en los corazones de familiares, amigos y vecinos.

Quienes conocemos de cerca a los bomberos forestales sabemos de su pasión, de la entrega sin medida, del desgaste físico y mental al que se enfrentan cada verano. Sabemos también de la impotencia que sienten en determinadas situaciones, pero también de la enorme satisfacción del trabajo bien hecho: salvar montes, pueblos y vidas.

Son los grandes olvidados en invierno, cuando el frío y el silencio ocultan su labor, y los grandes protagonistas cuando todo arde en verano.

En Daroca tenemos la suerte —y el orgullo— de contar con una BRIF formada por familiares, amigos, vecinos… y también por valientes llegados de otras comunidades, que ya son parte de nuestra tierra.

Ellos son los que se juegan la vida frente al fuego. Ellos son los que merecen nuestro reconocimiento cada día del año.