Arcadi Espada, el ser sobrado

Es admirable la intelectualidad. Normalmente va acompañada de la elocuencia, y algunas veces de la locuacidad; o de la mezcla de ambas. Hasta ahí vamos bien. 

Pero sucede en ocasiones que en esa última dimensión puede excederse, empleándose la intelectualidad, la elocuencia, y la locuacidad, como meros instrumentos de la vanidad...

El individuo protagonista de ese exceso, Arcadi Espada, deja de ser entonces digno de admiración, pues embriagado de arrogancia, coquetea con la mezquindad. 

Al llamar "tontos" a niños con problemas, que luchan en cada instante de su vida de un modo que él nunca hará.

Al considerar irresponsables a padres a cuyos hijos simplemente aman (verbo en modo no reflexivo, y por tanto ajeno a la vanidad). 

Al pretender que la sociedad (que mayormente desdeña la mezquindad) reclame responsabilidades a esos padres, y de un modo eugenésico casi el perdón por vivir a esos niños. 

Ese ser, por suerte, es poco prolífico en la sociedad, una mala caricatura de sí mismo, casi anecdótica. 

Podríamos denominar a ese individuo 'El ser sobrado' por dos motivos: porque se sobra solo, y (sobre todo) porque las opiniones de un ser así, en nuestra sociedad, simplemente sobran