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"Apuntes para una teoría de la generosidad"

Un voluntario del Banc dels Aliments recoge productos donados para los afectados por la DANA de Valencia

Un voluntario del Banc dels Aliments recoge productos donados para los afectados por la DANA de Valencia / ACN

Un buen uso de la Historia facilita comprenderla mejor para tomar buenas decisiones, por eso, aprender a convivir entre personas que hemos pasado de un código moral único a otro plural no es fácil. Las sociedades occidentales no ofrecen un panorama demasiado positivo en torno a los derechos: la escasez de recursos, la falta de interés por las necesidades de los más frágiles, poca capacidad para el diálogo; todo se torna difícil cuando existen corrientes que olvidan respetar dignidades.

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La paradoja del desarrollo sigue abriendo umbrales: "las emociones se han instalado en el terreno de la objetividad", decían algunos economistas para salirse del marco moral y dejar de compartir su ciencia, sostienen que el mercado ya se autorregula, que no hace falta mezclarse con prejuicios teóricos. Pero esas predicciones son incorrectas, una falsedad -comprobada- que se acompaña de sesgos ideológicos y nos hacen esclavos de su ingeniería financiera.

Muhammad Yunus, Nobel de la Paz, reclamaba un cambio en el modelo económico que solo “se guía por la maximización de beneficios” dejando de lado otros asuntos de extrema gravedad para el planeta. La cuestión no es ser inteligentes sino encontrar maneras de proceder con buen ojo, explicaba Olof Palme: descubrir debilidades y fortalezas que cumplan la promesa de democracias limpias: lo justo debe ser posible.

Construir vínculos sociales se hace a partir de entornos cooperativos que contagien solidaridad: como lo hicieron las escuelas de adultos en los 70, como lo hizo Júlia Hill al encaramarse a una secuoya milenaria para evitar su tala, como se hace en Francia y se hará en New York para garantizar una alimentación pública altruista sin necesidad de caridad, sino de justicia.

Es fuente de generosidad cultivar la tolerancia y cumplir las normas con respeto, también pedir perdón y dar las gracias… Lo comentó Harari sobre el conflicto en su tierra: "Hace falta generosidad para superar falsos relatos históricos simplistas".

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