"Viajar en transporte público requiere un mínimo de civismo y atención"

Escribo para compartir una escena, por desgracia demasiado habitual, que presencié en un autobús el otro día y que ilustra un problema creciente de nuestra sociedad: la desconexión total con el entorno a causa de los dispositivos móviles y los auriculares. En el bus, unas personas estaban justo detrás de la puerta trasera, impidiendo su cierre. El sistema de seguridad del autobús detectó el obstáculo y la conductora avisó repetidamente por megafonía: "Por favor, apártense de la puerta, el vehículo no puede arrancar."

El resultado fue el silencio absoluto. Absortos en la pantalla de su móvil o aislados por la música de sus auriculares, sencillamente no hacían caso. La situación duró varios minutos, causando un retraso innecesario, hasta que la conductora, frustrada, tuvo que levantarse de su asiento y pedirles personalmente que se movieran.

Esto no es una anécdota, es un síntoma. Viajar en transporte público requiere un mínimo de civismo y atención. No se trata solo de la molestia del retraso, sino de una cuestión de seguridad y de respeto hacia el trabajo de los conductores y al tiempo de los demás.