"Si de verdad somos una UE, deberían aceptarse todas sus voces sin excepción"

Europa ha aplazado la oportunidad de construir una Unión Europea más justa, cohesionada y diversa. Las voces no pueden permanecer silenciadas. El reconocimiento del catalán, el euskera y el gallego trae beneficios políticos y culturales que deben ser apoyados por todos. Cada lengua es una forma de entender el mundo y demostraría que la Unión Europea abraza la diversidad.

El reconocimiento fortalecería la identidad y riqueza cultural europea. Ayudaría a proyectar internacionalmente estas culturas que son nuestras, de todos nosotros. Facilitaría, a través de programas europeos, la difusión de nuestro arte, de nuestro cine, literatura y tradiciones.

El reconocimiento también supone reforzar la democracia. Acercará las instituciones europeas a la gente de a pie. Acercará la toma de decisiones a la ciudadanía y serviría de ejemplo para otras minorías lingüísticas de Europa. El proyecto europeo debe ser inclusivo y plural. La diversidad lingüística es la mejor herramienta para lograrlo.

Somos la Unión Europea, ¿no? Pues evolucionemos hacia una verdadera unión que pasa por aceptar todas sus voces sin excepción.