"Si los palestinos no se unen en una sola voz desparecerán de Gaza y Cisjordania"

Los palestinos están sufriendo en un conflicto bélico especialmente cruel. Tienen derecho a indignarse contra los que mantienen el enfrentamiento y protestar contra Hamás, como están haciendo con la valentía que da la voluntad por vivir. Además, pueden rendirse ante el ejército judío, ellos están desarmados, tiene derecho a darse por derrotados, y a pesar de eso no habrán perdido esta guerra, que ellos no necesitaban, y que no empezaron.

Netanyahu, sí, él necesita este conflicto, ganó las elecciones en 2022 prometiendo que la próxima guerra la ganaría el Estado judío y sería la última; necesita enemigos vulnerables a los que atemorizar. Hamás no se va a rendir nunca porque no los dejan, los milicianos desarrapados y arrastrándose por los túneles de Gaza son el enemigo perfecto para Netanyahu.

Le permite mantener una guerra asimétrica cuyo ritmo controla y, al mismo tiempo, consolida su impunidad penal dentro y fuera de Israel, y lleva las riendas para mantener a la derecha más reaccionaria en el poder. Para condenar el ejercicio de la fuerza contra el Estado de Israel, para condenar el terrorismo de Hamás es necesario asegurar que el ejercicio de la fuerza por parte del Estado israelí es legítimo.

Y ya no lo es, en absoluto, dejo de serlo en el instante que Netanyahu fue incapaz de reconocer el error de su servicio de información, para prevenir el ataque del 7 octubre de 2023, o tal vez lo consintió. Para condenar la violencia contra un Estado es necesario legitimar la violencia que ejerce, por definición, ese Estado.

Ojalá el diálogo entre los palestinos fuera posible, si no se unen en una sola voz desparecerán de Gaza y de Cisjordania, el Jordán es el gran tesoro en disputa.