Ser laico no es ser antirreligioso

Los fundamentalismos religiosos siempre han sido muy beligerantes con lo laico y como los ateos eran los que los que más resistencia presentaban los conceptos de laico y ateo se identificaban erróneamente. Es cierto que el laicismo no ha tenido versiones fundamentalistas, pero también es cierto que el ateísmo no ha utilizado su libertad de expresión para pedir la prohibición de las religiones en aquellos lugares donde el fundamentalismo no les atacaba. Y es porque ser ateo es una opción filosófica. Es más en los pocos escritos ateos que he leido no he visto ninguna reivindicación sobre el Estado ateo, ni muchos menos exigencias antirreligiosas. Si es cierto que expresan su libertad por vivir el ateísmo y buscan argumentos para la no existencia de Dios. Pero siempre desde la argumentación filosófica. Visto así el ateismo podría ser incompatible en algunos aspectos con la laicidad.

¿Si la laicidad no se compromete con la religión ni con el ateísmo es que un laico es un ser agnostico? La respuesta es clara, la persona laica se compromete y propone medidas de convivencia política para proteger la libertad de conciencia y sobre todo la separación de lo privado y lo público. Pero la persona laica no entra continuamente en cuestiones metafísicas, mientras un agnostico sí que lo hace y aunque a veces coincidimos en nuestros planteamientos, son dos conceptos distintos. Es más la persona laica en política no tiene por qué ser agnóstico con respecto a si existe o no algún dios. Puede creer en un dios de manera personal, o de manera impersonal, e incluso en ninguno o pensar que no puede responder ni que sí ni que no, como suele hacerlo el agnóstico, y seguirá siendo laico, mientras que esa creencia suya particular corresponda a su ámbito privado y que desde ella no puede interferir el ámbito público.

¿Se puede ser laico y religioso a la vez? Y por consiguiente, ¿si soy religioso puedo pertenecer a una asociación laica?. La respuesta es sí. Ser laico no es ser antirreligioso. La laicidad defiende el derecho de las personas religiosas a su libertad de conciencia, a creer en su religión y expresarla libremente, el único límite que ponemos los laicistas a las religiones es el respeto al igual derecho de los demás a sus propias creencias, opiniones e ideas; a no pretender privilegios ni fomentar discriminación por razón de estas creencias y sobre todo a no procurar dar el salto ilegítimo desde el ámbito pirvado al público para imponer a todos, universalmente, las creencias particulares de unos cuantos. La persona laica no se opone a religiones sino a sus versiones fundamentalistas y políticamente integristas o clericales. Si la Constitución española habla de un Estado aconfesional, ¿por qué entonces los privilegios que tiene una determinada confesión en España?, ¿por qué no se eliminan algunos acuerdos?