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"Seamos coherentes con la ampliación del aeropuerto de El Prat"

Aviones en el aeropuerto de Barcelona El Prat vistos desde el Mirador de l’Illa.

Aviones en el aeropuerto de Barcelona El Prat vistos desde el Mirador de l’Illa. / Ferran Nadeu

En los debates de si es conveniente o no la ampliación de la tercera pista del aeropuerto, solo se suele poner en valor la zona de protección ecológica de La Ricarda, sin hablar para nada de que un aumento del tráfico aéreo va a traer a la población aledaña más contaminación por ruido, partículas y gases de combustión.

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Entiendo que esto no preocupe a las empresas de Barcelona, que se verán favorecidas por la mayor afluencia de clientes pero, ¿qué pasará cuando en el futuro la tendencia al alza de los visitantes se frene? ¿Querrán otra ampliación del aeropuerto? ¿Es ese el plan que tenemos preparado para nuestros hijos y nietos?

Hace tiempo leí en EL PERIÓDICO algo así: "Si los patos se incomodan con la ampliación de la tercera pista, ya se irán volando a otro sitio". Vale, pero la población del Baix Llobregat: Viladecans, Sant Boi, Gavà y El Prat se irá envenenando más y más con el aumento de la contaminación.

Durante muchos años, desde mi casa he visto como los humos de las industrias de El Prat se iban hacia los municipios mencionados empujados por la brisa del mar. Ahora que esas industrias ya no están, tenemos un aeropuerto que ha triplicado su contaminación, y todavía pretenden que vaya a más.

Un avión Airbus A380 tiene un peso máximo de despegue de 575 toneladas (el de unos 450-500 coches); un Boeing 777 tiene un peso máximo de despegue de 350 Tm. Esos son los tipos de avión cuyo tráfico se pretende aumentar con la ampliación.

Me gustaría que en alguna universidad se calculara cuántos kilómetros podrían hacer 100 coches comunes con la energía que necesita un A380 para aterrizar y despegar en una única visita a nuestro aeropuerto.

La incoherencia de las autoridades se hace insoportable cuando gente que tiene un vehículo “de cierta edad” pero en buenas condiciones y con la ITV superada, no puede acceder a la Zona de Bajas Emisiones de Barcelona. Y mientras, a los vecinos de El Prat nos están envenenando a domicilio y a la espera de la sobredosis definitiva.

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