Ningún niño merece vivir sin ilusión

Ya están aquí los catálogos de Navidad, y con ellos, la ilusión de los niños. Ya están empezado a deliberar sobre los juguetes que les van a pedir a los Reyes Magos. Una lista interminable de deseos que repasan todos los días antes de enviarla por si se les ha olvidado cualquier la mínima cosa. Un cándido sueño sinónimo de utopía para muchos niños.

Ayer, día 20 de noviembre, se celebró el Día Universal del Niño. Un día para llamar la atención sobre la situación de los niños más desvaforecidos. Un día para conocer los derechos de la infancia y concienciar a las personas de la importancia de luchar cada día por ellos.

Todo niño debería gozar de derechos fundamentales como la educación, la salud y la protección. Sin embargo, cada día, los medios de comunicación nos informan de la pesadumbre, hambruna y enfermedades a las que están expuestos millones de niños en el mundo.

Unas carencias que no solo se hacen notables en los países desfavorecidos. Aquí, en España, miles de niños carecen de las necesidades mínimas y sufren de riesgo de exclusión.

El 20 de noviembre no solo debería de ser un día de conmemoración. Debería ser el punto de partida de los 365 días del año. Es hora de dejar de mirar hacia otro lado y sensibilizarnos para buscar soluciones y devolver la ilusión a esos niños, victimas innegables y ajenas a las causas de esta realidad incomprensible.