"Los partidos que impiden una mezquita en Catalunya forman parte de la maldad humana"

Hay programas de televisión que honoran el hecho de que sea pública, como el titulado "Una mezquita al costat de casa", en el 30 minuts. Estos reportajes se visionan cada año en la Facultat d'Antropologia de la Universidad de Barcelona. Al final del pase previo al análisis que se realiza por parte de los alumnos, hay un silencio sepulcral y unas caras en su mayoría apesadumbradas por lo percibido. En el momento que constatas que hay humanos que son capaces de disparar según qué argumentos, vienen ganas de hacer apostasía de ser humano.

Mientras Barcelona no disponga de una gran mezquita, el discurso de baratillo recordando el concepto de ciudadanía y de ciudadano del mundo es una hipocresía más de los progres consumistas y angélicos que lo único que les interesa son los votos y no sus convicciones que dicen tener. Sí y mil veces sí, el mal existe, su dificultad estriba que no es una sustancia ni un microbio que se pueda eliminar; es un fenómeno complejo que en parte deriva de un vacío de pensamiento, que lo llena el odio y los estereotipos. E. Canetti, indicaba que “lo importante es hablar con desconocidos, y cuando esto ya no es posible, ha comenzado la muerte. Quien solo se instala dentro de sí mismo, quien se encierra en casa, no es capaz de escuchar”. Los argumentos que trascienden enmascaran la devaluación de las propiedades, que con el tiempo se recuperaría con toda seguridad.

La democracia permite la maldad, y este es su gran valor, pero la responsabilidad forma parte de ella. Los partidos que impiden la construcción de la mezquita símbolo en Catalunya forman parte de la maldad intrínseca de los humanos, ya que en contra de un argumento peregrino que muestra el reportaje que tuvo la osadía de hablar de cultura, la cultura siempre ha sido y es híbrida, ya que sin flujos externos perecería por inanición. Europa también ha tenido y tiene flujos de las culturas preislámicas e islámicas, que es preciso insistir. El recordar actos de violencia, siempre es un error mayúsculo, la historia consiste en comprender, no en odiar.