Los esenciales invisibles: los estancos

13.500 puntos de venta en toda España. Más de 25.000 empleos directos. 9.000 millones de euros recaudados en impuestos en el 2019. Los esenciales invisibles: los estancos.

El Gobierno consideró a las Expendedurías de Tabaco un servicio esencial. Decisión afortunada para garantizar la venta legal del tabaco a la vez que la recaudación de impuestos. Evitando el incremento del mercado negro y el contrabando. A pesar de todo ello, los medios de comunicación y líderes de opinión han obviado el día a día de los estanqueros, que han estado al frente de sus negocios cumpliendo con sus obligaciones. Autónomos todos ellos. La mayoría con trabajadores, garantizando el pago de sus nóminas, los alquileres y suministros.  

Todos los estancos, en menor o mayor medida, se han visto afectados por la crisis sanitaria. Los de barrio, los que menos. Con clientela de proximidad fidelizada que han seguido con sus compras diarias de tabaco en mostrador y otros producto : tarjetas de transporte, de prepago para juegos 'on line', recarga de móviles, sellos... Y otros servicios complementarios que, en pleno confinamiento, han sido salvavidas de muchos vecinos: fotocopiadora, impresión de documentos, material de oficina, envío de dinero a familiares mediante Western Union cuando los locutorios y demás comercios estaban cerrados.

Otros estancos de barrio con gestión de máquinas de tabaco en bares vieron reducida su facturación por el cierre de los mismos. Casi un 50% en muchos casos, y todavía no se ha recuperado la totalidad. Los situados en zonas céntricas de ciudades son los que siguen sufriendo la pérdida de clientela de paso: oficinas, turistas... y a la vez haciendo frente a alquileres altos por la zona. El estanco de frontera ha tenido caídas de hasta el 90% de facturación porque sus ventas se dirigen a extranjeros, y estos tenían restringido el paso. Y los complementarios, unos 3.800, de servicio integral en poblaciones de baja densidad poblacional.

Esenciales en situación límite.