Amaia y la libertad de expresión

El cortometraje hecho para promocionar el festival Temporada Alta de Girona ha dado en el clavo. La voz de España coge como protagonista a Amaia Romero, ganadora de OT; a un hombre con discapacidad en las cuerdas vocales como presentador y destaca unos emoticonos concretos que, sin decir nada, lo dicen todo. Amaia apuesta por los proyectos que le importan, sean grandes o pequeños, pero que cuenten algo que ella defiende, como ha dicho recientemente. Pues así ha sido.

Recién salida de un programa de TV1 y de participar en Eurovisión, de ser apodada como Amaia de España y que se la reconozca por su naturalidad y su defensa del feminismo, accede a cantar "Soy rebelde" de Jeanette para un corto alabando la libertad de expresión en los escenarios. La famosa canción de la artista británica fue prohibida en España durante el franquismo a los menores de 16 años porque incitaba a la rebelión, según se decía. Y ahora la canta Amaia, ella símbolo de liberación, encima de un escenario de un programa llamado La voz de España para un festival catalán. Amaia, olé tú.

España lidera la lista de artistas en prisión contando con 13, por delante de China con 12, y aún está pendiente el juicio del rapero mallorquín exiliado en Bélgica. España tiene un serio problema con la libertad de expresión. Gracias, Amaia, por hacer que todos nos demos cuenta. El problema no lo tienen La Insurgencia, Valtonyc o Catalunya. El problema está en el Estado español, en no entender aún en qué se basa la democracia ni los derechos fundamentales de las personas. Y que el arte está en todas partes, arriba del escenario y abajo. En un gesto, una mirada o una palabra. ¿Os imagináis palabras encarceladas? Bueno, no hace falta imaginarlo.