Coraje político: "El progreso requiere de grandes sacrificios y de mucha humildad"

Sería bueno detenerse un instante más parar reflexionar hasta que el instinto devorador cese en continuar esquilmando las escasas posibilidades de unión. España no conoce ningún método de reflexión común que no pase por el homogéneo pensamiento de uno impuesto a los otros. Y cuantos más pensamientos distintos, más desunión devoradora. Estamos abocados constantemente a que nuestros políticos practiquen la guerra sin contemplar más que al resultado al que conlleva: derrota o victoria. No se contempla la alianza, el pacto, si no es a través del negocio precario que dura lo que dura un apretón de manos en la trastienda.

Puede que resulte esta conducta de tantos partidos que nos representan hoy de las viejas maneras a las que el bipartidismo nos tenía acostumbrados. Unos años gobernaba un bando y al tiempo el otro, soportados en pactos menores que no requerían de grandes promesas y mucho menos de acciones que requieran de labor conjunta. No obstante, ambos respetaban ciertas cosas al contrincante.

De las cuatro fuerzas mayoritarias, ha sido el PSOE en estas últimas elecciones generales quien se ha embolsado la mayoría de la confianza. En primera instancia parecía haber entendido el mensaje que se le enviaba desde sus votantes: que lidere la unión.

Pero parece ser que el instinto devorador que todo político español tiene impreso en su ADN se muestra con fuerza de nuevo en los genes del PSOE, claro ganador de las elecciones, quien, hasta que no demuestre que su pensamiento es el único servible a la patria, no cesará su conducta ancestral de desperdiciar las magníficas ocasiones que se le presentan a un país más que harto de tanta soberbia.

Con tan solo echar un vistazo a nuestros vecinos los portugueses, quienes tanto han logrado en cuanto al progreso, ya se les debería caer la cara de vergüenza a quienes prometían con tanto esfuerzo el avance en ese sentido.

Señor Sánchez, el progreso requiere de grandes sacrificios y de mucha humildad. La guerra no sirve y mucho menos la traición a quienes le procuraron auxilio cuando estaba expuesto en medio del fuego cruzado, y que ahora les lleva a la trastienda a negociar.