La contradicción de la Fórmula 1

Es a todas luces una contradicción que va más allá de las posturas políticas, que en teoría fomentan la pacificación de las ciudades, su idea de crear una ciudad ideal en la que prime el bienestar de sus habitantes.

Pues bien, esta semana pasada hemos asistido a un hecho que, bajo estas premisas, considero como insólito y descarado para los ciudadanos.

Una de las principales vías de la ciudad de Barcelona, el paseo de Gràcia, se ha convertido de la noche a la mañana en un circuito de Fórmula 1, con lo que eso conlleva, acarreando al ciudadano molestias del tipo de soportar el ya de por sí incómodo corte de esta vía y de calles próximas, dificultando su tránsito por la ciudad e impidiendo poder llegar a su trabajo, ir al médico o, simplemente, pasear por la ciudad, aparte de soportar una contaminación medioambiental y sonora.

Me pregunto ingenuamente y humildemente, ¿a quién beneficia este 'circo', que se realiza con el beneplácito del Ayuntamiento? La respuesta está clara, pero que cada uno saque sus propias conclusiones.

Es absurdo que se permita este acto cuando se implantan medidas de ZBE (zona de bajas emisiones) para evitar que los coches, que según ellos emiten más contaminación, puedan entrar y circular por Barcelona. Algo no me cuadra, y luego querrán que los voten.