"Ahora veo la gente pasar por la calle sin miedo a nada"

Estamos esperando detrás de las ventanas, mirando como la vida se abre paso. En el verde de las plantas, cada día más intenso, veo las gotas de lluvia caer; las aves cantan cada día más fuerte recuperando con cada minuto aquello que un día fue su hogar, aquello que se les arrebató. Justo hoy veo como se mecen las ramas que se exponen a través del balcón vez más frondoso y verde, escucho las gaviotas como se ríen desde la grúa; también escucho la poca gente que pasa por delante de mi casa, caras que juzgan al resto y esconden miedo tras mascarillas, prejuicios o derrotas.

Nos hemos roto y lo pagaremos con quien no lo merece, siempre lo hacemos. Nos volvemos desconfiados y temerosos, encerrados en una celda que al final nos creamos nosotros mismos dominada por nuestros miedos, angustias y pesadillas. Sí, nos estamos volviendo una sociedad esquiva. Solo espero que después de esto la sociedad recuerde y se mentalice, que evolucione o que se moldee como una roca cuando erosiona, si no nos habremos merecido la extinción de todos al reconocer que somos una panda de ególatras.

Ahora veo la gente pasar por la calle sin miedo a nada. Parece que todo ha sido una gran pesadilla que se difumina en las reuniones con amigos, familias y algún funeral de alguien cercano que salpica los corazones rompiendo toda esperanza que pudiera quedar. Estamos creando un monstruo silencioso y tenebroso que se alimenta del miedo, no conoce fronteras ni edades. Pero pasando lo que está pasando, parece que ya nadie se acuerda de él, es el innombrable. Estamos viviendo una pandemia y nada la va a parar si no trabajamos juntos, y nuestra sociedad parece haber olvidado como hacerlo. El monstruo que estamos creando es ese, no lo olvidemos nunca.