"Me entristece que sean jóvenes los que han apaleado la piñata de Sánchez"

Al enterarme de que los responsables del apaleamiento público a una piñata de Pedro Sánchez son un grupo de ámbito estudiantil (Revuelta), mi tristeza al respecto aumentó considerablemente. Lo que vi en televisión me trasladó a los años cincuenta del siglo pasado, cuando en Barcelona y en plena dictadura, los estudiantes, parapetados en la entrada de la universidad, rompíamos por la mitad imágenes de ilustres fascistas delante de los ‘grises’ (así denominábamos a la policía de la época).

Era un acto expeditivo y contundente. Rápido, porque sabíamos que a continuación teníamos que echar a correr y, categórico, porque quedaba muy claro que aquellos nefastos personajes no nos gustaban. Destrozando fotos de fascistas, intentábamos desbaratar la dictadura. Por eso, me entristeció tanto que, en plena democracia, detrás de la bulla de Ferraz estuviera la mano de universitarios.

Ahora, las disquisiciones de los juristas coinciden en que aquel acto no debe ser objeto de judicialización y, por supuesto, que no tiene relevancia penal. No obstante, ninguno de ellos habla del mal gusto. El alboroto de Ferraz fue estéticamente deplorable y demasiado largo. Nosotros, los universitarios de la segunda mitad del siglo pasado éramos mucho más breves y menos horteras.