"La ciencia tiene alternativas más viables que el nada ecológico coche eléctrico"

Guillermo Moya Esplugues de Llobregat
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EFE
Jordi Querol
La mayoría de las actuaciones de Trump en sus debates televisivos siempre han sido una combinación de mentiras, tics, burlas y desprecios. Y esta última, la que yo vi en directo la madrugada del pasado miércoles, fue más de lo mismo; una discusión sin ninguna sorpresa: Trump, con su soberbia y sus muecas, y Harris, con su educación y modestia. Sin embargo, me pareció ver a un Trump algo más impaciente; supongo que esto es debido a que sabe muy bien que su contrincante es una mujer muy preparada: una abogada que, en su día, fue la Fiscal General de California.
Entretots
Para mí, lo único nuevo de este encuentro y quiero resaltar es que Donald Trump, a lo largo del debate, nunca miró a su rival; mientras Kamala Harris hablaba adoptó un gesto de desprecio, sus ojos los dirigía a los periodistas que conducían el programa o, simplemente, miraba su atril. Sin embargo, Kamala Harris, tanto cuando se refería a él o lo escuchaba, se ladeaba hacia su interlocutor y lo observaba con atención; un gesto elemental y lleno de llaneza.
No obstante, lo de que Trump no mirara ni una sola vez a su interlocutora a lo largo de toda la contienda es tan revelador que puede influir sobre los indecisos a favor de Harris, una mujer muy educada que siempre lo miró: normal, ¿no?
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Guillermo Moya Esplugues de Llobregat
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