Sí, se puede 'charnego' y 'catalán auténtico'

Vivo en L'Hospitalet de Llobregat, ciudad sobre la que hace unos días, un articulista llamado Jordi Galves escribió que, junto a Cornellà y otras ciudades de fuerte inmigración (andaluza, murciana, gallega), no se podían considerar representativas de la Catalunya auténtica.

Leer aquel artículo se me hizo difícil. Me pareció ofensivo de principio a fin. Cuánto hemos retrocedido en el tema de la convivencia en estos cinco años de 'procés' si ese texto representa el sentir de algunos en esta tierra.  

Agradezco el artículo en respuesta de José Luis Atienza, exteniente de alcalde de Viladecans por ICV, que imagino también 'charnego' y poco 'representativo' de esa Catalunya pura que, por suerte, no existe más que en la cabeza de algunos.

Tengo edad suficiente para recordar aquel Onze de Setembre del 76 del que habla Atienza. Fuimos muchos los que, llegados de diferentes barrios y ciudades, llenamos la plaza más céntrica de Sant Boi. Una parte importante del grueso de aquella manifestación, en la que se reclamaba "Llibertat, Anmistia i lÉstatut d'Autonomia", éramos personas que no habíamos nacido aquí.

Yo iba con vecinos del barrio de Can Serra, territorio mestizo por excelencia. Al final del acto, muy emocionados, nos cogimos de las manos en una gran 'rotllana' y cantamos 'L'hora dels adeus'.

Entonces era arriesgado manifestarse, era el final de la dictadura, pero nos sentíamos protagonistas de una historia común, donde nadie cuestionaba nuestro origen ni nuestra lengua materna. Fueron tiempos nuevos, luminosos, donde la solidaridad y la esperanza eran nuestra única bandera.

Por eso, esta mañana, mientras paseaba por el centro de Barcelona, me ha parecido transitar por una ciudad empequeñecida y triste. Y me ha dado una pena inmensa.