¿Terrorismo?

Cuanto más clara es su definición, mejor sabemos usar las palabras. La del vocablo terrorismo al no ser lo suficiente precisa se puede interpretar de acuerdo con los intereses de quien lo pronuncia.

En la actualidad, cuando el gobierno de España habla de los actos de los CDR (Activistas de los Comitès de Defensa de la República) en Catalunya y los califica de actos terroristas, tengo la impresión de que está exagerando. Al margen de su definición académica, en el imaginario público, la palabra terrorismo nos traslada a Irak, a Chechenia, a la Rambla de Barcelona el pasado verano, al New York de aquel setiembre del año 2001, a la trágica Maratón de Boston, a París, a Niza, y a tantos otros lugares donde el terror, la sangre y la muerte han sido los protagonistas. 

Por lo tanto, mezclar las molestas acciones de la CDR, todas ellas criticables desde cualquier punto de vista, con bombas y pistolas, me parece un colosal despropósito.