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"Riuclar, la urbanización olvidada por el Ayuntamiento de Massanes"

La Asociación de Propietarios de Riuclar denuncia el abandono sistemático por parte del Ayuntamiento de Massanes

La Asociación de Propietarios de Riuclar denuncia el abandono sistemático por parte del Ayuntamiento de Massanes / Carlos Gozálvez

Riuclar es una urbanización situada en la comarca de La Selva que fue desarrollada en la década de los 70. El objetivo era crear un lugar de recreo al alcance de las clases trabajadoras de los alrededores de Barcelona. Los promotores consiguieron entusiasmar a cientos de personas con la ilusión de escapar de la ciudad para disfrutar con sus hijos de un entorno natural.

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Años más tarde, con gran parte de las parcelas vendidas, los promotores desaparecieron, dejando a esas familias con un simple trozo de tierra en un hermoso lugar, pero sin servicios básicos como electricidad, agua o accesos adecuados, mientras el Ayuntamiento de Massanes miraba hacia otro lado.

Tras 50 años de esfuerzos económicos y organizativos, los propietarios consiguieron traer los servicios mínimos esenciales como agua corriente, energía eléctrica y saneamiento, llegando a costear algunas de esas obras de sus propios bolsillos. Sin embargo, la urbanización se quedó a medias y Riuclar se convirtió, como tantos otros proyectos de la época, en una urbanización inacabada.

Después de numerosas batallas legales con el ayuntamiento para que gestionara las futuras obras de urbanización, en 2011, un juez dictó sentencia obligando al Ayuntamiento de Massanes a ejecutar las obras mediante el sistema de cooperación. Sin embargo, han pasado ya 13 años desde aquella sentencia y el ayuntamiento no ha iniciado la ejecución de las obras debido a trámites burocráticos, dejadez y, sobre todo, falta de interés.

Mientras tanto, la indignación de los contribuyentes de Riuclar crece día a día. Vemos como la urbanización se degrada: calles llenas de agujeros y grietas, otras sin asfaltar, sin iluminación pública y sin infraestructuras de agua, luz, alcantarillado o cobertura móvil que cumplan la normativa. Además, sufrimos una pésima e ineficaz gestión de residuos. Y encima, pagamos impuestos (IBI) equivalentes a los de urbanizaciones de lujo.

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