Carta de un lector: "Recurrir a un mediador internacional denota un estrepitoso fracaso colectivo"

Una foto esperada. La reunión en el Congreso de los Diputados del Presidente del Gobierno y el líder de la oposición. Un acuerdo de mínimos. La reforma del artículo 49 de la Constitución Española para suprimir el término “disminuidos” por "personas con discapacidad". Sin duda, retomar el diálogo constituye un signo de normalidad política y un guiño a la madurez y responsabilidad.

Ahora bien, lo que es discutible es que para abordar cuestiones relevantes, como la impostergable e imprescindible renovación de la composición del CGPJ y establecer el sistema de elección de los Vocales del órgano de gobierno de los jueces, como si se tratase de mandatarios carentes de capacidad, precisen de supervisión o tutela. Léase mediación de la Comisión Europea que, por otra parte, debe ejercer una función no de mediación, sino de control y supervisión, lo que denota el desconocimiento e ignorancia del funcionamiento de las propias instituciones.

La defensa de los intereses de España debería transitar por el entendimiento, por el diálogo y el consenso, entre los dos principales partidos políticos, prescindiendo de todo rendimiento partidista y partidario. El recurso a un verificador o mediador internacional denota, además, un estrepitoso fracaso colectivo en el deseable desarrollo de las instituciones democráticas.