El fin de semana pasado ocurrieron episodios racistas en los campos de fútbol españoles, tanto en el deporte profesional como en el semiprofesional. No se pueden tolerar más estas situaciones aberrantes. Una parte de los aficionados, que acude a los estadios, perjudican al otro colectivo que va simplemente a disfrutar, a animar a su equipo respetuosamente. Cierto es que estos aficionados irrespetuosos se dejan llevar por el sector más ultra, y que fruto de ese ambiente también sueltan improperios a los jugadores del equipo de rival, sin pensar en las consecuencias emocionales que pueden generar.