"El poder bélico de Israel hace que no sea la parte amenazada del conflicto"

"Israel, no estás sola. Estados Unidos está contigo" (Biden, dixit). Netanyahu sabe que su país está inmerso en una estrategia política y bélica que, impulsada por los grupos más radicales del judaísmo, es compartida por algunos aliados muy poderosos en busca de controlar la zona geostratégica de Oriente Medio, y espera que detrás de Biden, otros dirigentes políticos mundiales irán renunciando a la "solución de los dos estados" y reconocerán a Jerusalén como la capital del Estado único de Israel. Su política de carcoma sobre Cisjordania y el aislamiento carcelario de Gaza estaba siendo cuestionada fuera y dentro de Israel. Ahora, desde el 7 de octubre de 2023, ya no.

Ser calificado de "antisionista" es un riesgo pero estoy convencido de que la reprobación, el rechazo universal a las agresiones bélicas de Israel y la presión internacional para que respete las legítimas aspiraciones de los palestinos a tener su Estado y su territorio, al menos en los límites asumidos en 1967, es ahora mismo el único compromiso posible con el progreso y la defensa de los derechos humanos en Oriente próximo, y a medio plazo la única respuesta para garantizar el porvenir del propio Estado "judío".

La parte amenazada en el actual conflicto no es Israel, que tiene el cuarto arsenal nuclear más grande del mundo, las mayores reservas de armas de destrucción masiva en la región, y uno de los ejércitos más poderosos del planeta. La parte amenazada es el pueblo palestino, en un exilio interminable y bajo la amenaza continua de que su suerte puede empeorar cada día.