Los aficionados del Barça de básket merecemos algo más

Hace años que estoy indignado por la situación límite del Barça de básket. Pero lo de esta temporada ya clama al cielo. Catorce partidos perdidos, no llegan a 70 puntos por partido, sin ideas en ataque y con una falta de combatividad tremenda.

Meditando sobre los orígenes y/o causas de dichos problemas, puedo enumerar varios: jugadores que no sienten los colores, malos fichajes y mala planificación a corto y medio plazo.

Esta temporada el director técnico, Rodrigo de la Fuente, ha elaborado un equipo con una nueva plaga de fichajes, un año más. Fichajes fracasados como los de Víctor Claver, que el pasado 15 de enero, anotó cero puntos en casi 17 minutos sin tirar a cesta ni una sola vez; Joey Dorsey, sin aportar nada en ataque y defensa; Tyrese Rice, que sabemos que puede ser un hombre clave, pero desaparece durante muchas fases del partido, y llegado a última hora Alex Renfroe, que no aporta nada y es nulo en el uno contra uno.

Males como Juan Carlos Navarro, que lo ha dado todo, pero los años no pasan en balde, tampoco para sus tobillos; sus bombas ya no caen dentro del aro y su porcentaje de triples deja mucho que desear.

Mención aparte merece el entrenador, Georgio Barzokas, laureado en Grecia y Europa. Viendo el juego del Barça -ralentizado, sin contrataque, sin segundas jugadas ensayadas, sin rebote-, ¿no era mejor haberse ahorrado el dinero de traspaso y fichar a un entrenador nacional que conozca al menos la ACB? Puedo dar muchos nombres, como el del entrenador del Iberostar, que ayer le dio una lección de baloncesto.

No sé si la sección del Barça de básket tiene bula, pero es necesario dar un golpe en la mesa, con esta diatriba o con otra menos dura, pero ni el Barça ni sus aficionados merecemos esto.