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"Mi madre murió por un ictus, después de un trasplante de riñón"

fcosculluela36714132 gra076 barcelona  28 12 2016   imagen cedida por el hospital161228131329

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Quiero explicar en estas líneas una trágica experiencia personal. Cuando un familiar es trasplantado, piensas que si existe un problema podrá ser una infección o un rechazo, pero nunca una muerte tras unos sangrados en la cabeza.

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Este el caso de una paciente que pasó por un trasplante de riñón en diciembre de 2015. La cirujana nos dijo que el órgano presentaba mal color y estaba necrosado, aunque debido a la escasez de órganos, decidieron igualmente llevar a cabo el trasplante y, como iba cogiendo color, finalizaron la cirugía. Después de tres meses de postoperatorio, le dieron el alta. En los siguientes dos meses presentó un deterioro progresivo de su estado general junto con trastornos gastrointestinales recurrentes. En los controles de nefrología, le ajustaban la medicación y le programaban pruebas. En la última, en mayo, ya se concluyó que el órgano no iba bien y que se iban a iniciar los trámites para un nuevo trasplante.

A la semana, empeoró mucho su salud y acudimos a urgencias. Allí ingresó con un cuadro de fuerte anemia. Dijeron que se le realizaría un TAC dos días después siguiendo con el protocolo, pero los resultados no evidenciaron problema alguno. Sin embargo, en el trascurso de la semana, los familiares observamos un empeoramiento: mareos, largos letargos, jaquecas y pérdida de visión. No dejamos de dar aviso a doctores y enfermeras de que algo no iba bien. Pero lo atribuían a efectos secundarios de la medicación o a la anemia.

A los seis días de su ingreso, tras nuestra insistencia, los médicos vieron los síntomas advertidos, se le realizó un TAC donde se confirmaron dos sangrados en el cerebro. ¿Dónde queda la importancia de la detección precoz de síntomas en casos de ictus (la detección de la que alertó la familia, a la que se hizo caso omiso, hasta que ya presentaba claros síntomas del daño)? Esto, junto con el cóctel de seis antibióticos, desencadenó un ataque epiléptico no convulsivo, por el cual le indujeron un coma del que ya no despertó. Y se concluyó como diagnóstico una “posible” encefalopatía típica por falta de una vitamina, que quizá se pudo haber administrado a tiempo, ya que es innocua (a diferencia de los antibióticos) en un paciente inmunosuprimido y muy debilitado.

Mare, va por ti.

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