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"Soy técnico de emergencias sanitarias y hay servicios que se te quedan grabados en la memoria"

"Soy técnico de emergencias sanitarias y hay servicios que se te quedan grabados en la memoria"

/ SEM - Archivo

Soy técnico en emergencias sanitarias desde hace 17 años. En este tiempo, he visto de todo pero hay algunos servicios que se te quedan, que son los de los pacientes habituales; y no hablo de los dolores crónicos de espalda, hablo de esos servicios que son un dolor de muelas para todos los actuantes: personas con adicciones, con enfermedades mentales, agitados o gente problemática, desahuciada por un sistema que escupe a todo el que no vaya al ritmo marcado, de la que hay que correr para sacarla de la vista del resto de mortales.

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Todos estos servicios se dan, más o menos, así: aviso de persona agitada o agresiva en la vía pública o en domicilio, con activación de la autoridad competente; lo habitual es que la ambulancia llegue muchas veces en primer lugar, pero el orden no altera el producto.

Cuando llega la autoridad competente, casi siempre es el mismo guion; llegamos, y se escucha: "Venga va, que ya está aquí la ambulancia y has dicho que te irías con ellos, súbete y te vas a hospital". Alguna vez hasta: "Vete con ellos, que antes de entrar te dejarán fumar o tomarte un cafe", lo que sea para sacudirse esas pulgas y colgarle el marrón a otro para dejar la calle vacía, como si allí no hubiese pasado nada.

Unas veces bien, otras a regañadientes y otras veces sedados y contenidos, pero solucionada la papeleta, luego te pegas todo el viaje al hospital cruzando los dedos para que lo que has subido de buenas, por el alcohol y otras cositas, no se te brote y recibas algún manozepan indeseado.

Llegas al hospital y ya ves que todos miran nerviosos porque saben que les viene el saquito de pulgas y, ni cortos ni perezosos, trían al paciente, si se deja, y en tu puñetera cara te dicen: "Déjalo en el pasillo, mirando hacia la puerta porque como se va a fugar, al menos que moleste lo mínimo".

Un recordatorio de que lo que hemos dejado en ese pasillo es un paciente, que hoy, mañana y pasado será lo mismo, nadie solucionará la papeleta y continuarán siendo nuestros saquitos de pulgas.

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